EL DICCIONARIO

 DUDAS Y ERRORES DEL LENGUAJE

Esta mañana mientras compraba un ramillete de cebollinos en la tienda de confianza, discutían acaloradamente dos mujeres, estaban bastante alteradas y escupiendo exabruptos a diestro y siniestro. Al principio pensé que discutían por la subida de la luz, el pan o la gasolina, o quizás por la guerra, o tal vez por un ataque de celos, o por una pelea de sus niños, o acerca de quién sería el nuevo novio de la Pantoja, nada más lejos de la realidad, cuando me acerqué al mostrador a comprar el pan nuestro de cada día, no salía de mi asombro, estaban discutiendo por ver quién de las dos tenían razón en una disputa lingüística, gramatical y ortográfica.

Una decía:

<<Que no Antonia, que el burro no puede ir delante que tiene que ir detrás>>.

Al oírlo pensé para mis adentros que estaban hablando en clave y era una nueva postura erótica del burro del tío Meloja, así que me acerqué un poquito más y les pregunté amablemente de qué iba el asunto.

Rosalinda la otra moza -de buen ver-, que estaba a punto de moñear a Antonia, me dijo con gran solemnidad, vamos a ver caballero, quien de las dos lleva razón, si digo:

<<Fuimos al Mercadona, yo, mi madre y mi suegra>> ¿Está bien dicho? O hay que decir: <<Mi madre, mi suegra y yo>>.

No daba crédito a lo que oían mis <<zorejas>>.

¡¡¡Ostras!!! Si esta discusión la tuvo ya mi trastatarabuela Hermenegilda, abuela de mi abuela y madre de mi tatarabuela, con su vecina Encarna.

Así que metido en harina, les comenté a estas señoras que la RAE nos aconseja, que es simplemente una cuestión de cortesía poner el “yo” en último lugar, pero que si lo ponemos al principio, no pasa nada, no es un uso incorrecto, ni mucho menos. Tan sencillo y claro, como la vida misma. Es simplemente una cuestión de de CORTESÍA ponerlo al final.

Y usted se preguntarán ¿firmaron la paz esas dos señoras?

Pues no, aún siguen discutiendo y la familia esperando en casa para comer.