EL GATO DE LA PLAZA DE
LAS FLORES
Hoy me he cruzado con mi amigo el gato de la Plaza de las
Flores, ha sido una mirada de refilón, de soslayo, apenas se ha percatado de mi
presencia. Antes me rehuía, ahora ya ni se inmuta, sabe que solo
quiero darle los buenos días, retratarlo y observar su conducta intachable de
felino. La parsimonia de sus pasos indica que está de vuelta de todo, atrás
quedó el estrés de sus años mozos, ahora sabe que las prisas no conducen a nada,
que su depurada técnica es fruto de la experiencia y suficiente para algún bicho que llevarse a la boca. Ya es viejo y no necesita comer
mucho, que las digestiones pesadas le pueden pasar factura.
Yo mismo me he reído con mi viejo amigo cuando –después de
otear el paisaje- ha enfilado la Plaza de las Flores y se ha camuflado entre
las flores con el fin de dar caza a alguna despistada paloma. No sé si su cacería ha dado resultado, pues debía comenzar mi programa de radio, pero
no he podido evitar acordarme de él y pensar que el ave que simboliza la paz,
puede saberle a gloria a mi amigo, el gato solitario de la Plaza de las Flores.
Plaza de las Flores de Estepona |
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